Las organizaciones miembros de la Asociación Internacional de la Seguridad Social (AISS) que administran regímenes de seguro de desempleo y de asistencia al empleo, de manera directa o indirecta, conforman un grupo de instituciones de seguridad social vasto y diverso. Muchas de estas organizaciones han de hacer frente a los nuevos e importantes desafíos mencionados anteriormente y adaptarse constantemente a los cambios y a la transformación del mercado laboral. A nivel institucional, muchos de estos desafíos han llevado a elaborar enfoques específicos para tener más en cuenta las necesidades de los empleadores, los trabajadores y los desempleados y para ofrecer servicios de orientación profesional, de formación, de desarrollo, de inserción o de reinserción y de prestaciones que garanticen unos ingresos adecuados durante las distintas etapas de la carrera profesional. Estos enfoques contribuyen así a apoyar estas transiciones, a garantizar carreras duraderas y aumentar la tasa de actividad en el empleo formal.
La finalidad de estas directrices de la AISS consiste en apoyar a las instituciones miembros a tomar decisiones estratégicas fundamentadas para el diseño y el suministro de regímenes y servicios destinados a ayudar a las personas a acceder al empleo y a permanecer empleadas, mejorar su empleabilidad mediante un acceso a un aprendizaje constante durante toda la vida y facilitar el regreso al trabajo. La aplicación concreta de las presentes directrices se ilustra por medio de ejemplos de buenas prácticas procedentes de las instituciones miembros de la AISS.
Algunas de las directrices tratan sobre las funciones administrativas y pueden en consecuencia aplicarse fácilmente en la institución. Otras pueden exigir cambios legislativos o reglamentarios que no forman parte del mandato de la institución. De acuerdo con sus conocimientos técnicos y experiencia, la dirección puede ayudar a sensibilizar a los responsables de las políticas y a promover los beneficios de las políticas innovadoras. La dirección puede formular propuestas de políticas específicas basadas en las lecciones aprendidas de las prácticas exitosas de otros países. Las directrices ofrecen así una perspectiva única de las prácticas de todo el mundo.
La dificultad más importante en el ámbito del empleo, que afecta especialmente a ciertas regiones del mundo, es el déficit de trabajo decente. La Oficina Internacional del Trabajo insiste desde hace tiempo en que, aunque las personas tengan un empleo, aún hay carencias importantes en cuanto a la calidad del trabajo. Demasiados trabajadores no tienen un salario o unos ingresos suficientes, no tienen seguridad en el empleo y tampoco tienen acceso, o tienen un acceso muy limitado, a la protección social. Esto afecta especialmente a los trabajadores de la economía informal. Se calcula que son 2 000 millones en todo el mundo, más de la mitad de la fuerza de trabajo mundial, en su mayoría trabajadores en riesgo de pobreza a pesar de tener empleo.
También por esta razón, esta cuestión se incluyó en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas (más concretamente en el ODS 8, que aborda el “trabajo decente y el crecimiento económico“) y, por tanto, las Directrices de la AISS están en consonancia con las metas 8.5 (“De aquí a 2030, lograr el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todas las mujeres y los hombres, incluidos los jóvenes y las personas con discapacidad, así como la igualdad de remuneración por trabajo de igual valor”) y 8.8 (“Proteger los derechos laborales y promover un entorno de trabajo seguro y sin riesgos para todos los trabajadores, incluidos los trabajadores migrantes, en particular las mujeres migrantes y las personas con empleos precarios”) del Marco de Indicadores Mundiales.
Este problema se aborda específicamente en las Directrices de la AISS sobre soluciones administrativas para la extensión de la cobertura. En este sentido, es importante mencionar que la cuestión de la informalidad se incluyó en los recientes debates de la 109ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo.
En particular, en las conclusiones adoptadas por la Conferencia se hace hincapié en la necesidad de garantizar que la Recomendación sobre los pisos de protección social, 2012 (núm. 202) de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se aplique de manera integrada con la Recomendación sobre la transición de la economía informal a la economía formal, 2015 (núm. 204) con el fin de promover el empleo pleno y productivo y de apoyar la inclusión de las personas en situación de riesgo social en el mercado de trabajo.
Las presentes Directrices deberán ser leídas en conjunto con otras directrices conexas de la AISS, en particular aquellas sobre la buena gobernanza, sobre la calidad de los servicios, sobre las tecnologías de la información y de la comunicación, sobre la lucha contra los errores, la evasión y el fraude o sobre la comunicación de las administraciones de seguridad social, que son válidas para todas las instituciones de seguridad social.
Como se ha mencionado brevemente en el párrafo anterior sobre el reto que plantea el déficit de trabajo decente, la promoción y la aplicación del conjunto de las directrices de la AISS pueden contribuir de manera concreta y significativa a la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas.
Por ejemplo, estas Directrices refuerzan y están en consonancia con el ODS 8 (“Promover el crecimiento económico inclusivo y sostenible, el empleo y el trabajo decente para todos”) y el ODS 10 (“Reducir la desigualdad en y entre los países”). Además, las sinergias con el ODS 1 (“Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo”), el ODS 4 (“Educación de calidad”) y el ODS 5 (“Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas”) son significativas. En este sentido, las Naciones Unidas y la AISS han demostrado ser asociados leales en la promoción del empleo sostenible y, gracias a ello, podrán abordar la cuestión de forma transversal.
El principio fundamental subyacente en las Directrices de la AISS sobre la Promoción del Empleo Sostenible, es ofrecer el mayor apoyo posible a los desempleados y solicitantes de empleo a fin de garantizar su ingreso o regreso rápido y duradero al empleo, lo cual a fin de cuentas evita una dependencia innecesaria de las prestaciones de seguridad social. Estas directrices también incorporan una dimensión preventiva cuya finalidad es anticipar las causas del desempleo y encontrar respuestas adecuadas para mantener económicamente activos a los trabajadores en situación de riesgo.
Por lo tanto, el acceso al empleo y la retención de trabajadores, el regreso al trabajo y la empleabilidad sostenible, son los objetivos de una serie de mecanismos y procesos diseñados para facilitar la integración profesional de los jóvenes solicitantes de empleo y la reintegración profesional de las personas que han perdido su empleo o han estado fuera del mercado laboral durante un periodo prolongado. Estos mecanismos también facilitan la retención de puestos de trabajo de quienes se encuentran en riesgo de perder su empleo (con excepción de los riesgos de enfermedad o accidente) y ayudan a reducir mayores pérdidas de empleo gracias a una mejora de la empleabilidad durante toda la vida.
A fin de alcanzar estos objetivos es necesario un enfoque integrado para el diseño de las intervenciones en las que participan diferentes actores con el objeto de garantizar la adecuada planificación y coordinación de las acciones.