La filosofía y el proceso de las inversiones se enmarca en relación con las aptitudes, los recursos y los procesos de la institución inversora.
La opción que existe entre utilizar una función de inversión interna y seleccionar un administrador de inversiones externo, es una de las decisiones más fundamentales e importantes que puede adoptar la institución de seguridad social. Con el fin de adoptar la decisión adecuada en cuanto a si utilizar un administrador externo y, en ese caso, por el porcentaje total de inversiones, será necesario que la institución evalúe los recursos que tiene dentro de la organización, y si, con estos recursos, puede gestionar adecuadamente parte o todos los activos del fondo de reserva. Esta decisión es global y de alto nivel, y refleja una elección fundamental acerca de si las inversiones son implementadas con la mayor eficiencia y gestionadas interna o externamente.
Si la institución inversora decide en principio gestionar los activos internamente, puede aún evaluar caso por caso si una inversión específica o una clase de inversión se realiza de manera más eficaz y se gestiona interna o externamente, considerando las capacidades de que se dispone en la institución inversora. Como tal, esta decisión es de implementación y debería considerarse durante la construcción de la cartera.
Por consiguiente, es necesario que las instituciones inversoras sean conscientes de sus ventajas y desventajas competitivas y adapten su toma de decisiones según corresponda. Deberán estar en conocimiento de las áreas en las que tienen poca o ninguna capacidad de experiencia o de gobernanza, y apuntar a ajustar su estrategia en consecuencia. Este proceso permite que la institución inversora establezca un presupuesto de gobernanza.
La cuantía de los recursos que una organización puede dedicar al proceso de gobernanza, es limitada. Esta cuantía de recursos que puede dedicarse al proceso, se conoce como presupuesto de gobernanza. El presupuesto de gobernanza de un fondo, se refiere a la cantidad de conocimientos técnicos y de recursos financieros, y al grado de disponibilidad de tiempo (tanto interno como externo) y de eficacia operativa que se requieren para operar el fondo. Es la capacidad de creación de valor que se deriva de las habilidades, los recursos y los procesos empleados en la cadena de valor de una organización.
El volumen del presupuesto de gobernanza afectará al rendimiento esperado de la gobernanza. Un determinado monto del presupuesto de gobernanza deberá estar en armonía con un determinado estilo y una determinada estrategia de inversiones. En situaciones en las que los presupuestos de gobernanza son limitados, los recursos deben asignarse adecuadamente a diferentes tareas dentro del proceso de gobernanza, y el proceso de inversiones debe gestionarse con habilidad. Hay formas de adaptación al presupuesto de gobernanza con el tiempo, con implicaciones para los probables beneficios y rendimiento de las inversiones.
De manera más general, los recursos dedicados al presupuesto de gobernanza y, en consecuencia, su dimensión, constituyen también una opción estratégica enmarcada según las ambiciones de la institución inversora, en relación con los objetivos de inversión a largo plazo. Las mejores prácticas del sector sugieren que las entidades inversoras deberán ser deliberadas en cuanto a sus procedimientos y prácticas de gobernanza elegidos, tratándose la gobernanza como una inversión en la consecución de sus objetivos. Aquí, por lo general, se encuentra un equilibrio entre la eficacia del gasto a corto plazo y el rendimiento a largo plazo (aun cuando es algunas veces difícil calibrar el valor generado por una gobernanza eficaz). Los presupuestos de gobernanza más bajos se corresponden con dispositivos en materia de inversiones menos complicados o sofisticados. Los presupuestos de gobernanza más elevados se caracterizan por un gran volumen de activos que se gestionan y/o de recursos organizativos que incluyen tiempo, compromiso e inversiones en tiempo real. Esto apoya la capacidad de utilizar dispositivos de inversiones más complejos.