El proceso de inversiones se enmarca en relación con un presupuesto de riesgo acorde con la inversión.
Un presupuesto de riesgo es el grado de riesgo de las inversiones respecto del pasivo que una institución inversora quiere correr. La elaboración del presupuesto del riesgo es una herramienta para la modelización del riesgo (similar a la modelización de activos y pasivos) que se dirige a definir el presupuesto de riesgo y a asignarlo entre diferentes inversiones de la manera más eficiente. La elaboración del presupuesto del riesgo tiene normalmente una perspectiva menor que la modelización de activos y pasivos, y puede también evaluar de qué manera asignar el presupuesto de riesgo entre los diferentes tipos de gestión de la inversión, así como entre las diferentes clases de activos.
Las instituciones inversoras operan en mercados financieros globales en los que la gestión del riesgo y la incertidumbre son determinantes para la creación de un valor a largo plazo. La asunción del riesgo frente a objetivos bien definidos, constituye un ingrediente esencial de toda institución financiera bien gestionada. En qué medida la asunción del riesgo es una actividad deliberada y gestionada, depende del presupuesto de gobernanza asignado a esta función dentro de la institución.
El concepto de presupuesto de riesgo reconoce que se requieren titulares de activos que asuman riesgos con el objetivo de obtener los resultados de la rentabilidad deseados. La elaboración del presupuesto de los activos aporta un marco cuantitativo para la determinación de cuánto riesgo se necesita asumir para conseguir los objetivos de la rentabilidad, cuál es la recompensa esperada para cada unidad de riesgo y la atracción relativa de las diferentes oportunidades e iniciativas de inversión, las clases de activos y los administradores.
Una vez definido un presupuesto de riesgo, éste se utilizará para formular una asignación estratégica de activos (como se esboza en la Directriz 11. Análisis y utilización del presupuesto de riesgo) y para formular una asignación dinámica de los activos que refleje las evaluaciones extremas del mercado (comprendido en la Directriz 12. Inversión dinámica).