En la Parte B se examina en mayor detalle la división de recursos humanos de la institución y se proporciona orientación sobre los principales ámbitos en los que debe rediseñarse la GRH. En esta parte, que se divide en tres secciones, se formulan sugerencias sobre cómo gestionar los cambios en: a) la naturaleza del trabajo y los métodos de trabajo; b) el lugar de trabajo; y c) la fuerza de trabajo provocados por el entorno en continua evolución.
Las tecnologías emergentes brindan oportunidades para promover una cultura institucional basada en datos y centrada en el afiliado. Esas tecnologías parecen tener una capacidad ilimitada para recopilar, almacenar, analizar y movilizar datos, conectar a las personas y permitirles colaborar entre ellas virtualmente sin restricciones geográficas o de zona horaria, todo ello a la velocidad del mundo digital. Las nuevas formas de trabajo, como los métodos de pensamiento de diseño y los equipos multidisciplinarios, facilitan la innovación y la resolución de problemas en periodos más breves. Crear una estampa de empleador, invertir en la mejora de las capacidades del personal y apoyar de manera proactiva el plan de desarrollo de la carrera profesional del personal promueve la retención y el crecimiento del talento en la institución. La participación activa de los miembros del personal es indispensable para garantizar el apoyo de estos a los numerosos cambios que generará la transformación de la institución y a las repercusiones de esta transformación en su labor, en el lugar de trabajo y en la dirección.