La Parte A adopta una perspectiva institucional y a gran escala de la organización y se recomienda formular políticas que permitan a la división de recursos humanos mejorar continuamente las capacidades de la fuerza de trabajo; garantizar la armonización de los recursos humanos de la institución con la naturaleza cambiante del trabajo, los métodos de trabajo y el lugar de trabajo; y equilibrar las capacidades de la fuerza de trabajo con la madurez tecnológica de la institución y con los recursos disponibles. La gestión del cambio es fundamental para que la institución aproveche las numerosas oportunidades y supere las dificultades propias de todo proceso de transformación. El objetivo constante es cumplir de forma continuada con los objetivos y las prioridades de la institución.
En la Parte A se insta a la división de recursos humanos a que elabore un plan estratégico para garantizar que el personal de la institución cuente siempre con los conocimientos y las capacidades necesarias para satisfacer las necesidades de la institución en un entorno en continua evolución. La división de recursos humanos debe rediseñar la gestión de recursos humanos y determinar cuáles son las funciones que pueden automatizarse o potenciarse mediante la tecnología y cuáles requieren habilidades inherentes al ser humano. El papel de la división de recursos humanos en la institución debe ser más estratégico y menos administrativo.