Excelencia en la administración

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  • Buena Gobernanza

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Buena Gobernanza -
Objetivos de las Directrices de la AISS sobre la Buena Gobernanza

La diversidad de prácticas de gobernanza en todo el mundo refleja las diferencias entre la historia política, social, económica y cultural de cada país. Sin embargo, en todos se reconoce que la buena gobernanza tiene por objeto el suministro de las prestaciones estipuladas por mandato y su adaptación a la evolución de las necesidades de las personas y de la sociedad. Los avances educativos y las nuevas tecnologías han generado en el público mayores exigencias en materia de administración responsable y transparente, entre ellas la expectativa de mejoras constantes en el suministro y el funcionamiento de los servicios sociales.

La buena gobernanza es un objetivo importante para las organizaciones de seguridad social y un principio fundamental para la AISS. La primera versión de las Directrices de la AISS sobre la Buena Gobernanza se presentó en diciembre de 2010 en el Foro Mundial de la Seguridad Social, en Ciudad del Cabo. Una segunda versión ampliada se presentó en noviembre de 2013 en el Foro Mundial de la Seguridad Social celebrado en Doha. La tercera versión actualizada se presentó en octubre de 2019 en Bruselas, con motivo del Foro Mundial de la Seguridad Social.

Las directrices comienzan definiendo qué entiende la AISS por “buena gobernanza”. Se basan en un marco de gobernanza cuya finalidad consiste en ofrecer al usuario una visión general de las diversas cuestiones de gobernanza interna que forman parte de la administración de la seguridad social.

Las Directrices de la AISS sobre la Buena Gobernanza tienen como objetivo ofrecer a las organizaciones miembros principios rectores y orientación práctica sobre la buena gobernanza. Exponen una lista de elementos esenciales para ayudar a la generación y promoción de la buena gobernanza en la institución. Se incluyen sugerencias sobre cómo aplicar cada directriz, mediante una descripción de las estructuras y mecanismos de gobernanza que facilitarían su uso.

Definición de buena gobernanza

El concepto de gobernanza puede entenderse de distintas maneras. Su definición a menudo depende de los objetivos previstos, de las entidades interesadas y del entorno sociopolítico en el que deberán alcanzarse los objetivos.

Muchas definiciones de gobernanza se centran en los procesos, las estructuras y los acuerdos que afectan a la administración de una entidad o unidad organizativa. La definición de gobernanza de la AISS se corresponde con las que ponen el acento en el ejercicio de la autoridad correspondiente y del poder. El Banco Asiático de Desarrollo describe la gobernanza como “la manera en que se ejerce el poder para administrar los recursos económicos y sociales de un país con miras al desarrollo”. Asimismo, el Banco Mundial la define como las tradiciones e instituciones mediante las cuales se ejerce la autoridad en un país.

En el contexto de la administración de la seguridad social, la AISS define la gobernanza como la manera en que la autoridad designada hace uso de sus facultades para conseguir los objetivos de la institución, incluso de sus poderes para formular, aplicar e introducir nuevas políticas, normas, sistemas y procesos en la organización, y para captar la participación y el compromiso de las partes interesadas. La buena gobernanza supone que el ejercicio de la autoridad conferida será responsable, transparente, previsible, participativo y dinámico.

Varios autores definen la buena gobernanza vinculándola con varios principios, cuatro de los cuales son de particular pertinencia para las instituciones de seguridad social: la responsabilidad, la transparencia, la previsibilidad y la participación. La AISS incluye el dinamismo como el quinto principio que caracteriza la buena gobernanza. Los cinco principios se refuerzan mutuamente. La observancia de un principio facilita la aplicación de los demás, creando así un entorno virtuoso para la buena gobernanza. Los principios se definen por lo general en la bibliografía y, en el contexto de la administración de la seguridad social, la AISS los define del siguiente modo:

La responsabilidad es la capacidad de imputar legalmente a los funcionarios encargados de la institución. Exige el establecimiento de normas y reglas para evaluar en qué medida se cumple la misión de la institución, así como un sistema de rectificación eficiente para proteger los intereses de las partes interesadas y eliminar los errores de administración y los desvíos en el mandato de la institución. En su calidad de administradores fiduciarios, los administradores de la seguridad social son responsables y deberán rendir cuentas por la administración prudente, eficiente y equitativa del programa.

La transparencia es la capacidad de acceder libremente y en tiempo oportuno a información esencial y precisa que permita cerciorarse de que las partes interesadas estén bien documentadas sobre el estado real del programa y sobre su administración. La transparencia en el proceso de toma de decisiones promueve la honestidad, la integridad y la competencia, y desalienta las malas acciones. La claridad y la simplicidad de las reglas, sistemas y procesos ayudan a restringir los ámbitos que dan lugar a la actuación discrecional y arbitraria en la administración del programa.

La previsibilidad remite a la aplicación congruente de la ley y de sus correspondientes políticas, normas y reglamentos. Los derechos y obligaciones de los miembros y los beneficiarios de los programas de seguridad social deberán definirse claramente, protegerse y aplicarse con coherencia. Las sorpresas y los cambios repentinos en las tasas de cotización, los derechos a las prestaciones u otras características pueden socavar gravemente la credibilidad del programa.

La participación hace referencia a la educación activa, al compromiso y a la intervención efectiva de los distintos actores, a fin de proteger sus intereses. La participación de las partes interesadas tiene sentido siempre que estas tengan acceso a información sobre la institución y puedan comprenderla y asimilarla para actuar en consonancia.

El dinamismo se define sencillamente como el elemento de cambio positivo en la gobernanza. Si bien los otros cuatro principios de gobernanza pueden aplicarse en el contexto del mantenimiento de un status quo, el dinamismo hace referencia a cambiar y mejorar el propio status quo mediante un funcionamiento más eficiente y equitativo e intervenciones que respondan a la evolución de las necesidades de los miembros y los beneficiarios del programa, creando así un nuevo valor.