La institución diseña una estrategia para el control del fraude y la gestión de los riesgos de error.
La estrategia incluye una estructura orgánica, funciones especializadas (por ejemplo, de análisis, planificación, control en el terreno), metodologías y procedimientos. Combina de manera equilibrada enfoques preventivos y correctivos y se basa tanto en el uso intensivo de la información como en las actividades en el terreno (inspección en el terreno, auditoría por vía electrónica, control a distancia, comunicación).
La estrategia concentra medios de control en los sectores y grupos de la población en situación de riesgo (por ejemplo, los trabajadores de la construcción, independientes, agrícolas, proveedores de servicios personales). La evolución de la economía y de los mercados laborales puede generar nuevas oportunidades de evasión.