Los sistemas de protección social han sido una de las herramientas más efectivas para atenuar las repercusiones económicas, sociales y sanitarias de la crisis de la COVID-19. Los gobiernos de todo el mundo han procedido con rapidez a ampliar y adaptar los regímenes existentes y a crear nuevas prestaciones para proteger el empleo, prevenir la pobreza e imponer medidas para proteger la salud. Las instituciones de seguridad social han innovado para responder rápidamente a las necesidades de los gobiernos y de la población, y han suministrado las prestaciones nuevas y existentes en un contexto difícil y sin precedentes.
A medida que se van poniendo en marcha los programas de vacunación en un número cada vez mayor de países, crece la esperanza de salir por fin de una crisis que ha afectado al mundo durante más de doce meses. Al mismo tiempo, se intensifican los debates sobre el tipo de recuperación hacia el que el mundo debería encaminarse.
En vista de la importancia de la protección social en todo el mundo durante la crisis, pero también de las deficiencias de la protección y las crecientes desigualdades que se han puesto de manifiesto, la construcción de sistemas de protección social inclusivos y resilientes para todos debería ser un componente central de las estrategias de recuperación.
En este contexto, en el presente artículo se examinan las principales lecciones de la crisis de la COVID-19 y se destacan las estrategias para el futuro de la protección social. El artículo se basa en un documento elaborado conjuntamente por la Asociación Internacional de la Seguridad Social (AISS), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), como contribución a los debates del Grupo de Trabajo sobre Empleo del G20.
Visión de conjunto de las medidas de protección social adoptadas para hacer frente a la COVID-19
Los sistemas de protección social han sido una de las principales herramientas para estabilizar la economía, proteger el empleo, prevenir la pobreza generalizada y facilitar la aplicación de medidas de protección de la salud. Tras examinar las más de 1 600 medidas de protección social adoptadas en 206 países y territorios listadas en el Monitor de la AISS sobre el coronavirus: medidas por país, se destacan las estrategias siguientes:
- el acceso a la atención de salud, incluidas pruebas de diagnóstico y tratamientos;
- la extensión de la cobertura de las prestaciones de enfermedad y las licencias de enfermedad remuneradas;
- la extensión de la cobertura y la duración de la protección por desempleo;
- la creación o extensión de la cobertura y el aumento de la cuantía de las prestaciones vinculadas al mantenimiento del empleo (prestaciones vinculadas al empleo de corta duración, prestaciones de desempleo parcial, subsidios salariales temporales);
- la reducción de las obligaciones de cotización, incluida la exención y el aplazamiento del pago de las cotizaciones de seguridad social;
- el suministro de asistencia social o de un ingreso mínimo garantizado;
- la extensión de las prestaciones relacionadas con la situación familiar, como los subsidios de cuidado infantil.
En lo que se refiere a la cobertura de la población, se han extendido muchos regímenes a los trabajadores por cuenta propia, se han adoptado medidas especiales para los grupos vulnerables y los trabajadores del sector informal, y se han realizado esfuerzos para cubrir a los trabajadores que ejercen nuevas formas de trabajo, como los trabajadores esporádicos y de plataformas digitales.
Las instituciones de seguridad social han procurado aplicar estas medidas de política de forma efectiva. La innovación, la agilidad y la adaptación han sido indispensables para mantener la continuidad de los servicios y atender las nuevas necesidades en los últimos meses, como también lo ha sido la adopción de herramientas y tecnologías digitales. Entre los principales factores de éxito se encuentran los siguientes:
- un liderazgo efectivo para una rápida transformación institucional;
- la rápida adopción de tecnologías digitales para los procesos administrativos y la prestación de servicios;
- la transformación y la adaptación de los métodos de trabajo y de los enfoques de recursos humanos a un contexto de teletrabajo, riesgos para la salud y distanciamiento físico;
- la flexibilidad administrativa y la colaboración con entidades públicas y privadas.
A pesar de los enormes esfuerzos realizados por los responsables de la formulación de políticas y las instituciones de seguridad social, la crisis también ha puesto de manifiesto las deficiencias existentes en los sistemas de protección social de cada país. Se han adoptado muchas medidas temporales para subsanar estas deficiencias durante la crisis, pero estos remedios provisionales requieren soluciones a largo plazo. Si bien las experiencias y las lecciones aprendidas durante la crisis relativas a la cobertura del sector informal, los trabajadores por cuenta propia y los trabajadores de plataformas serán valiosas en este sentido, la solución no puede consistir simplemente en prolongar las medidas temporales en los próximos años. Por el contrario, las soluciones a largo plazo deben responder a las necesidades actuales de los diferentes grupos, proporcionar una financiación sostenible y una inversión adecuada en las capacidades que permiten aplicar estas medidas.
Fortalecimiento de las medidas de protección social para el futuro
El documento conjunto de la AISS, la OIT y la OCDE propone cuatro vías para construir sistemas de protección social sólidos y resilientes para todos en el futuro y contribuir así a una recuperación inclusiva.
a) Garantizar una cobertura universal que proporcione protección a los trabajadores sea cual sea la modalidad de empleo.
En consonancia con la visión de la cobertura universal y de los pisos de protección social, es necesario fortalecer los sistemas de protección social y adaptarlos para cubrir adecuadamente a los trabajadores que ejercen todo tipo de empleo, incluidos los trabajadores de la economía informal, los trabajadores por cuenta propia y los trabajadores que ejercen nuevas formas de trabajo. Los regímenes de seguro social contributivos son la principal herramienta para alcanzar este objetivo, pero, en función de las necesidades, deberán completarse con regímenes financiados por medio de los ingresos fiscales para llegar a una financiación mixta sostenible y equitativa.
Los esfuerzos para extender el seguro social también son un medio para lograr el objetivo de promover la transición de la economía informal a la economía formal. Las deficiencias de la protección social son más evidentes en el caso de los trabajadores por cuenta propia y de los trabajadores de la economía informal, que, a su vez, han sido los más afectados por las consecuencias económicas de la pandemia de COVID-19. La formalización del empleo es fundamental para lograr la protección social para todos.
b) Garantizar prestaciones y servicios suficientes para responder a las necesidades de la población
Los sistemas de protección social deben evolucionar constantemente para mantener su capacidad de brindar de manera efectiva las prestaciones y los servicios que las personas y las familias necesitan para gestionar los riesgos en el mundo de hoy y de mañana. Para ello, es necesario aumentar la capacidad de resiliencia para hacer frente a crisis económicas imprevistas y otras perturbaciones, garantizar un complemento de ingresos accesible para todos, servicios sociales eficientes y de alta calidad, y hacer especial hincapié en las políticas activas del mercado de trabajo y de desarrollo de competencias.
c) Garantizar la sostenibilidad y la equidad en la financiación de sistemas de protección social basados en los derechos
Las consideraciones relativas a la financiación sostenible deben ocupar un lugar central en las estrategias encaminadas a reforzar la protección social del futuro. El gasto de estabilización coyuntural durante la crisis ha provocado un aumento de la presión fiscal. Al mismo tiempo, el reconocimiento de la protección social como inversión en capital humano, estabilidad económica, cohesión social y bienestar individual exige un compromiso de apoyo continuo a las medidas de estabilización coyuntural mientras sea necesario. No obstante, se debe garantizar el equilibrio entre el gasto social y los ingresos para financiarlo, y definir estrategias que permitan colmar las lagunas de financiación.
d) Mejorar la capacidad de suministro para garantizar la continuidad de los servicios e incrementar la resiliencia
Como lo recalcó específicamente la AISS, el fortalecimiento de la protección social en pro de una recuperación inclusiva se basa en la mejora de la capacidad de suministro para garantizar la continuidad de los servicios de seguridad social e incrementar la resiliencia. El desarrollo de una capacidad institucional apropiada es un prerrequisito para que los regímenes de protección social efectivos se extiendan a todos los sectores de la población y un activo estratégico para la resiliencia nacional en tiempos de crisis.
Sin duda, la digitalización de los canales de suministro de protección social y la mejora de las capacidades del personal de los servicios digitales con intervención humana serán factores importantes. El fortalecimiento de la capacidad administrativa nacional mediante una coordinación y alianzas interinstitucionales sistemáticas será otro pilar, en particular para promover la formalización, la extensión de la cobertura a los trabajadores por cuenta propia y a los trabajadores que ejercen nuevas formas de trabajo. Los sistemas de información integrales de las instituciones, que abarcan diversos grupos de población (trabajadores, familias, empleadores, jubilados, etc.), el uso de sistemas de pago innovadores y la diversidad de canales de prestación de servicios constituyen activos cruciales para la aplicación de programas de protección social a gran escala.
En resumen, son necesarias inversiones adicionales en la capacidad de las instituciones de seguridad social, que se encuentran entre las entidades de prestación de servicios públicos más avanzadas y han sido decisivas a la hora de ofrecer respuestas a crisis nacionales de gran escala, a menudo más allá de su mandato original. Gracias al diálogo social institucionalizado en sus consejos de administración, el refuerzo de su capacidad operativa puede ser un recurso esencial para respaldar la extensión de la protección social a escala nacional por medio de una cobertura contributiva, del suministro de prestaciones no contributivas y del aumento de la resiliencia nacional.
Conclusión
A medida que se intensifica el debate mundial sobre la recuperación tras la crisis de la COVID-19, el papel crucial de la protección social y las deficiencias de la protección que se han puesto de manifiesto durante la crisis invitan a trabajar para reforzar la protección social de cara al futuro.
Las estrategias para una recuperación inclusiva basadas en el fortalecimiento de la seguridad social deberán incluir diversos componentes, entre ellos la cobertura para los trabajadores sea cual sea la modalidad de empleo, en especial los trabajadores por cuenta propia, la transformación de las prestaciones y los servicios para satisfacer las necesidades de las personas, una financiación sostenible y una inversión suficiente en las capacidades institucionales de prestación de servicios. En particular, el fortalecimiento de la capacidad de las instituciones de seguridad social sería un requisito previo para desarrollar la capacidad nacional, sobre todo para implementar y suministrar programas sociales de alto impacto en todo el país, facilitar la extensión del seguro social, promover la formalización y, en última instancia, mejorar la resiliencia nacional.
Tras su participación en la elaboración del documento conjunto de la AISS, la OIT y la OCDE, que sirve de contribución a los debates del Grupo de Trabajo sobre Empleo del G20, la AISS seguirá destacando el papel fundamental que desempeñan las instituciones de seguridad social en la puesta en marcha de sistemas de protección social eficaces y recalcando la continua necesidad de invertir de modo suficiente en el desarrollo y el mantenimiento de las capacidades institucionales.
Referencias
AISS. 2020a. COVID-19: Protección de los grupos vulnerables mediante prestaciones de emergencia (Monitor COVID-19 – Noticias y análisis). Ginebra, Asociación Internacional de la Seguridad Social.
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AISS. 2020c. Los programas de seguridad social de emergencia para combatir la COVID-19: Experiencias de las Américas (Monitor COVID-19 – Noticias y análisis). Ginebra, Asociación Internacional de la Seguridad Social.
AISS. 2020d. Respuestas a los desafíos de la segunda ola de la COVID-19 relacionados con el empleo: el caso de Europa (Monitor COVID-19 – Noticias y análisis). Ginebra, Asociación Internacional de la Seguridad Social.
AISS. 2021a. Evolución de la pandemia de COVID-19 y de las cotizaciones a la seguridad social en Europa (Monitor COVID-19 – Noticias y análisis). Ginebra, Asociación Internacional de la Seguridad Social
AISS. 2021b. Reflexiones sobre la seguridad social en la era de los servicios digitales con intervención humana (Monitor COVID-19 – Noticias y análisis). Ginebra, Asociación Internacional de la Seguridad Social
G20. 2019. Shaping a human-centered future of work: Ministerial Declaration (Reunión de Ministros de Trabajo y Empleo del G20 de 2019, Matsuyama, 2 de septiembre). Matsuyama.
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OIT. 2020b. Extending social protection to informal workers in the COVID-19 crisis: Country responses and policy considerations (Foco en la protección social). Ginebra, Oficina Internacional del Trabajo.
OIT. 2020c. Medidas de protección social para responder a la pandemia de COVID19 en los países en desarrollo: Fortalecimiento de la resiliencia mediante el establecimiento de una protección social universal (Foco en la protección social). Ginebra, Oficina Internacional del Trabajo.